lunes, 31 de marzo de 2014

Crítica: All is Lost (Todo Está Perdido)

En su debut en el cine con Margin Call, el director y guionista, J.C. Chandor, logró juntar un gran elenco, enclaustrándolos en las oficinas de un banco de inversión durante las turbulentas 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. En su segunda película, Chandor hace algo radicalmente diferente y más valiente. Prácticamente no hay diálogo en All is Lost, ya que toda la cinta está ambientada en mar abierto y sólo hay una persona en la pantalla, Robert Redford, quien interpreta a un personaje cuyo nombre nunca conocemos.

Obviamente es una persona de dinero, ya que se encuentra navegando en su gran yate a lo largo del Océano Índico en lo que aparentemente son sus vacaciones. Hay indicios de que una familia le espera de regreso en cualquier lugar que él llame hogar y está claramente bien educado. Sin embargo, una mañana, un contenedor de transporte perdido en el mar embiste a su bote, inundando la cabina y cortocircuitando los controles de navegación.



Ésta es sola la primera de una serie de desgracias por las que pasará nuestro protagonista. El clima se ha tornado en su contra, al igual que su costoso equipo de seguridad. Las reparaciones improvisadas que realiza no son suficientes y de paso, algunos tiburones toman nota de su presencia. Sólo las estrellas en el cielo nocturno cooperan, ayudándolo a dirigir su barco que se hunde hacia aguas más pobladas. Pero brillan sobre él, impasible, indiferente a su suerte. Sólo nosotros, los espectadores, somos testigos de su dilema.

Y después de un rato, nos comenzamos a aburrir. Las metáforas y alegorías en All is Lost están escritas en letras de neón parpadeante - durante siglos, los artistas han utilizado el mar como escenario de cuentos de supervivencia - y existe la innegable presencia de Redford, que no actúa tanto en las películas de hoy en día sino que lleva el tipo de presencia a la pantalla y el legado cinematográfico que apenas existe en Hollywood. 

Redford hizo la mayor parte de sus escenas de acción en All is Lost y es capaz de transmitir emociones y pensamientos innumerables con sólo un puñado de palabras - esto es un rendimiento físico de primer orden destinado a atraer a un montón de premios. Chandor muestra un dominio de su oficio, algo que en Margin Call sólo insinuó, con el sonido. el silencio, la luz y la oscuridad en formas que transmiten un gran talento en crecimiento.

Pero al final, la película sigue siendo una vaga curiosidad. A diferencia de Gravity, que tuvo un escenario similar y se infunde con un gran espectáculo, después de un rato, All is Lost empieza a sentirse repetitiva. No importa cuántos detalles específicos ofrece (por ejemplo, cómo hacer bebible el agua de mar), nunca te sumerges en la difícil situación de este hombre. Sí, lo estudias, pero no te preocupas por él, ya que nunca llegas a conocer su trasfondo. Es como si fuera un símbolo y no una persona - una realización del instinto humano por sobrevivir - y aunque la cinta es intrigante en un nivel intelectual, Chandor nunca supera el artificio de su osada creación. All is Lost es más divertida cuando solo se ha visto el trailer; es un testamento de un gran actor y una pieza experimental de cine que nos hace apreciar lo grande qué son otras películas del estilo como Life of Pi


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lunes, 24 de marzo de 2014

Crítica: Labor Day (Aires de Esperanza)

Labor Day es un romance cruzado que nos muestra a Kate Winslet en el papel de Adele, una depresiva madre soltera de New Hampshire en el año 1987, a Gattlin Griffith como su protector hijo de 13 años de edad, Henry, y a Josh Brolin como Frank, el varonil pero sensible prisionero que logró fugarse y que los toma como rehenes. En el transcurso de un largo fin de semana, Frank se enamora de Adele. Estas dos almas frágiles y dañadas, encuentran sustento entre sí, mientras que un muchacho confundido mira y narra la historia en la voz adulta de Tobey Maguire. La película es una experiencia sombría, pero si la ves con el lado derecho de la mente, se convierte en el placer culposo de la temporada.

Después de convertir en rehenes a Adele y Henry en el supermercado local bajo la amenaza de violencia, Frank pasa los primeros días haciendo reparaciones en torno a su casa, limpiando las canaletas y preparando los mejores bísquets que hayan probado. También cocina un pay de durazno e instruye a la madre y al hijo en el arte de la repostería. El punto culminante, por así decirlo, viene cuando Adele sostiene la capa superior del postre con la mano temblorosa y Frank le ordena, con autoridad sexy, a "poner un techo en esta casa." Es como la escena de la cerámica en Ghost, solo que diferente. 

Esta historia llega a nosotros gracias a Jason Reitman. Algunas de sus películas previas son Thank You for Smoking, Juno, Up in the Air y Young Adult, y con su nuevo filme, una adaptación de una novela de Joyce Maynard, trata de crear una cinta entera y sin ironía. La seriedad es un lenguaje extraño para él y lo demuestra con frialdad. Labor Day es el intento de un talentoso cineasta de rediseñar una película de Nicholas Sparks: Reitman la separa, examina las piezas y las pone de vuelta de manera errónea. 

Hay espacios en esta película que el director llena con momentos cinematográficos ácidos, y el vacío sólo invita a la risa nerviosa de la audiencia. Mientras Griffith tiene poco que hacer mas que mirar con incomprensión silenciosa, algo en lo que sobresale, Winslet y Brolin son profesionales y un placer razonable de ver. Brolin especialmente te convence de la mansedumbre y la decencia de Frank en la cara de ese desafortunado convicto acusado de doble homicidio.

Winslet reina en las emociones de su personaje y los resultados a veces son conmovedores, pero es solo cuando Adele se suelta con un poco de baile de sala lo que hace que la actriz toque en las pasiones más grandes e inherentes a esta historia. Labor Day se entrega a manera de flashbacks, a veces llegando al punto de la incoherencia, pero aunque cosas horribles suceden en esas escenas, éstas se presentan con la mayor discreción posible. La película es esa paradoja inviable, un melodrama de buen gusto.

Afortunadamente, hay algunas compensaciones. En la última media hora, mientras los tres planean escapar a Canadá mientras el mundo exterior se les viene encima, la película estalla con un suspenso existencial y la pareja de amantes ignorando lo obvio. El clima de New Hampshire, frío y húmedo, de finales de verano es correctamente capturado y añade parte de tensión; la película fue filmada mayormente en Massachussets, en pequeños pueblos como Acton y Shelburne Falls. Los actores de reparto tienen sus propios placeres: Clark Gregg interpreta al padre despistado de Henry y Brooke Smith y J.K. Simmons hacen de vecinos entrometidos, aunque su aparición es realmente breve. 

Otra línea de la historia que no llega a ningún lado implica la amistad e intermitente romance de Henry con una joven llamada Rachel (Elena Kampouris), una nueva chica en la ciudad que solo sabe hablar de las cosas horribles que los padres divorciados hacen a sus hijos. Con su pelo andrajoso, ojos anillados y un aire natural de superioridad, Rachel aparece como una menor de edad adicta a la metanfetamina muy culta. De hecho, ella parece haber llegado de otra película totalmente diferente, una del propio Jason Reitman. 


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domingo, 9 de marzo de 2014

Crítica: 300: Rise of an Empire

Roma no se construyó en un día, pero quizás esta secuela sí. Increíblemente filmada y pobremente escrita, 300: Rise of an Empire tiene todo el estilo visual de su predecesora de Zack Snyder. En ella, Eva Green comanda una flota naval y desnuda su ombligo por igual. Interpretando a Artemisia, una huérfana griega adoptada por el conquistador persa Darío (Igal Naor), y por lo tanto la hermanastra de su hijo psicópata Jerjes (Rodrigo Santoro), Green está en el lado equivocado de una brutal campaña que se libra contra sus compatriotas por un Jerjes ahora adulto. Ella es ostensiblemente la villana de la película y un montón de griegos mueren por su mano ágil.

Definitivamente es mucho más atractiva que nuestro héroe, el barbudo griego Temístocles, interpretado por el joven actor australiano Sullivan Stapleton. En la original película de 300, Gerard Butler interpreta a una figura regia como el líder espartano Leónidas, pero Stapleton no acaba de tener suficiente presencia bruta para poder comparársele. De hecho, los fans de 300 pueden sentarse esperando un cameo de Butler teniendo en cuenta que la historia se lleva a cabo en su mayoría al mismo tiempo que los acontecimientos de la primera película. Está siendo comercializada como una secuela, pero Rise of an Empire se describe más exactamente como una extensión del universo de 300, como si fuera un contenido descargable de un videojuego. 

Y ya que tocamos el tema de los videojuegos, Noam Murro, quien asume el control de la silla del director en lugar de Zack Snyder, utiliza un esquema visual similar al de los videojuegos, con todas las tomas siendo digitalmente asistidas, con rebosantes campos de batalla y sangre que sale a borbotones de las arterias carótidas. Esta estética era algo único cuando la 300 original salió en 2006, pero siete años después, ya no es una novedad significativa. Al menos una secuencia a gran escala, abordo de un barco de madera en llamas y culminando con una visión surrealista de las serpientes de mar devorando a las víctimas, tiene una cierta grandeza, pero Murro no tiene el talento de Snyder, ya sea para la violencia o la velocidad.

Los críticos que llamaron a 300 una subyacente alegoría política encontrarán más de lo mismo aquí y los que se rieron del homoerotismo de la película original volverán a ver torsos de guerreros bien aceitados expresando discursos acerca de la fraternidad y el honor. Al mismo tiempo, Murro hace lo mejor para jugar con la dinámica lujuriosa entre Artemisia y Temístocles, cuyo mutuo respeto a las tácticas militares del otro ocultan una atracción palpable. Por arrojárse de cabeza en escenas por las que una actriz más cautelosa podría excusarse, Green se gana a sí misma una gran mención por su valor en una película que es demasiado sombría y gris para su propio bien. 


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